Declaraciones d'un mineru:
La etapa de ayer la acabábamos todos, como os contaba, más o menos
bien físicamente. El tiempo se había portado y las nubes nos dejaron una
temperatura agradable para caminar. Pues todo eso ha cambiado ya a día
de hoy (y sólo es el segundo de la marcha). A nuestra salida de Campomanes a las 9 de la mañana ya se veía venir que el sol nos iba a acompañar durante toda la mañana y la sensación de calor se ha hecho muy intensa en la subida a Pajares.
En los primeros kilómetros,
con el grupo unido todavía, otra vez se han repetido los gestos bonitos
de apoyo de la gente. Los gritos de ánimo desde los coches y las
pitadas tratando de apoyarnos en nuestra marcha nos han acompañado
durante prácticamente toda la ascensión; pero me gustaría contaros lo
que sucedió en tres puntos concretos de la marcha. A nuestro paso por Puente de los Fierros una chica salía a nuestro encuentro gaita en mano, y así tocando el "Asturias patria querida" nos ha acompañado durante algunos metros en la caminata ¡muchas gracias!
Algo más arriba, antes de llegar al propio pueblo de Pajares
tocaba el momento de hacer una paradita y de reponer fuerzas. Un breve
tente en pié y de nuevo a caminar, que faltan unos cuantos kilómetros y
sin duda los peores. Cuando todavía estábamos recuperando el ritmo de la
marcha otro de esos gestos que te llegan. Un grupo de niños ha salido a nuestro encuentro en el pueblo de Pajares con pancartas de ánimo a los mineros y a nuestra lucha.
Durante todo el recorrido hoy nos han acompañado también los moteros
(había muchos en la carretera), y de todos ellos me gustaría destacar a
uno del que, lo siento, no me se ni el nombre ni la procedencia; pero
sin dudarlo un instante se bajó de su moto y entregó gustoso 100€ para ayudarnos en lo que fuera posible.
Y así iríamos llegando a los últimos 4 kilómetros de puerto que han sido una verdadera tortura... allí ya ha comenzado a haber algunos rezagados, e incluso otros que han tenido que acercarse a la ambulancia para que se les mirasen las enormes ampollas que ya tenían en los pies.
Llegaban las dos de la tarde y hacíamos cumbre
junto al parador; no sin antes subir esa pared infernal que son las
últimas rampas del puerto de Pajares (no se si alguna vez lo habéis
hecho caminando, pero os puedo jurar que hay mucha, mucha cuesta).
No
quiero acabar el relato sin dar un pequeño tironcito de orejas también,
y en este caso va a ser a algunos de nuestros compañeros (de los que no
están en la marcha). Estamos encontrando el apoyo de mucha gente
anónima en nuestro camino, pero quizá en algunos momentos falta un poco
el de los nuestros...
Ahora a descansar cumplidos los 19 kilómetros de hoy, que mañana toca cubrir la distancia que separa el alto del puerto de Ciñera,
y estoy seguro de que allí el recibimiento será por todo lo alto... ya
nos tienen preparado el polideportivo para ducharnos y el colegio para
hacer noche.
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